Todo es un caos, mi ansiedad va en aumento y necesito un café.
No. Tal vez dos o tres.
Prendo un cigarro y enciendo la música. Una música relajante que me eleva a los confines de ese mundo en donde quiero estar.
Todo se torna en calma y poco a poco siento como mis músculos se distienden y todo se llena de paz, sonrío mientras tarareo esa dulce canción.
Enciendo una velita en un pebetero con esencia a eucalipto. Los aromas se confunden y me siento a pensar.
···
No se cuanto tiempo transcurrió, pero ya todo lo veía confuso.
Quizá perdí el equilibrio, la razón, la noción, la conciencia, no lo sé.
Ya no quería abrir los ojos, y mis sentidos se dispararon.
Llegaron los escalofríos, los sonidos se hicieron insoportables, los sabores en mi boca me producían nauseas.
Y seguía ahí, sin abrir los ojos, sabía que de hacerlo no aguantaría.
Me incliné en posición fetal. Intenté pensar, y dije una y otra vez "todo está bien, no pasa nada"
Salí corriendo al baño.
Vomité.
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